CORRIENTE NACIONAL Y POPULAR

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lunes, 20 de junio de 2011

La supervivencia de la patria corporativa y oligárquica

González Fraga ha sido convocado para reeditar el Plan Austral, acabar con el Sistema Integrado Previsional Argentino y el retorno al FMI como en tiempos de Raúl Alfonsín. De Narváez será la carta que habrá de legitimar la liquidación del movimiento trabajador desde el peronismo (reaccionario).

Como partido político, la UCR carece de horizonte si no profundiza y acelera su derechización. A esto –y no a un “giro” a la derecha– obedece la elección de González Fraga y la alianza con De Narváez. A esto y no a otra cosa obedece que Alfonsín hable de austeridad fiscal y de fin del derroche. Otra opción no le queda. Luego del deterioro social y económico heredado del Proceso, Alfonsín padre lanzó la promesa perfecta con las “100 medidas para que su vida cambie”, porque sin promesa de cambio no habría posibilidad de triunfo electoral. Pero Alfonsín (h) no puede ir con este cuento porque, ¿cuántos son los argentinos de clase media o clase baja que hoy por hoy rechazan su situación socioeconómica? Y peor aun, no sólo no la rechazan sino que advierten en la presidenta a la única carta para seguir mejorando. Como la UCR (ahora devenida en rimbombante Unión para el Desarrollo Social –UDS– o partido “Ustedes”) va perdiendo su base social de clase media a pasos agigantados, Ricardito se ve obligado a hablarle a los mercados. Ni gira a la derecha ni se aparta del radicalismo de los últimos 80 años. Con el mercado se come, se educa y se cura, lema clandestino del partido “Ustedes”. Es que gracias a la inesperada debacle Duhalde-Das Neves, el UDS se ha erigido como el único anti-peronismo posible capaz de retar al peronismo histórico en el poder. Y es en este sentido que comenzar a analizar la naturaleza del alfonsinismo reviste crucial importancia, más aun cuando los medios de la Argentina “granero del mundo” ya colocan al candidato presidencial “ustedista” en el podio de la democracia, la institucionalidad y el republicanismo. Así hicieron con Alfonsín padre, que se hizo del poder cabalgando en la zoncera del “retorno de la democracia”, espoleada por su retórica progresista y pseudo-popular. La estrategia resulta entonces más que lógica: si el padre terminó con la dictadura, el hijo del gran demócrata habrá de terminar con esta Argentina fascista, autoritaria y populista. A desarticular zonceras, pues.

ALFONSÍN Y LA CONTINUIDAD DE MARTÍNEZ DE HOZ: CONTRA LOS SINDICATOS Y EL MOVIMIENTO OBRERO. La democracia real y sustantiva jamás retornó en 1983. Todo lo contrario. Alfonsín vino más bien a legitimar bajo la máscara de una supuesta democracia las políticas antinacionales y antipopulares de la dictadura. Por ejemplo, se recordará que le legislación laboral heredada de Martínez de Hoz no fue modificada un ápice sino que, por el contrario, hasta se la intentó perfeccionar. Breve repaso. La dictadura modificó la Ley de Contrato de Trabajo sancionada por el peronismo, infringió los beneficios establecidos en las convenciones colectivas de los trabajadores estatales, reglamentó la ley de asociaciones profesionales tendientes a debilitar o atomizar al gremialismo, suspendió a los docentes su estatuto y abolió el de los empleados bancarios y del seguro, suspendió asimismo la vigencia de la Ley 14.250 sobre Convenciones Colectivas de Trabajo y el régimen de los trabajadores gastronómicos. Y finalmente, anuló el Estatuto del Peón y del Trabajador Agrario, y dispuso el cierre de más de 200 delegaciones de Trabajo. En fin, poco o nada dejó la dictadura de los justos derechos laborales conquistados por el movimiento obrero a lo largo de un siglo de heroicas y sangrientas luchas sociales. Y entonces llegaron los discípulos de Mitre, Alem, Alvear y Ghioldi. La democracia alfonsinista hizo suya la política laboral de los genocidas porque ni la vetó, ni la revisó ni la modificó. El año 1983 comenzó de esta suerte con la profundización de las políticas antisindicales, cuando el primer mandatario denunció el pacto militar-sindical. Más tarde, vino la intentona del proyecto de reordenamiento sindical de Mucci (frenado en el Senado), la suspensión de la ley de Convenios Colectivos de trabajo, el veto presidencial de leyes obreras, los sistemáticos intentos por despojar a las entidades gremiales de sus obras sociales y por reglamentar el derecho de huelga. Diez años después del golpe, 7 millones de argentinos vivían con menos de 100 australes por mes. Entre 1983 y 1989, el desempleo y el subdesempleo sobre la población económicamente activa saltaron del 5,5% al 8,4% y del 5,9% al 9,3% respectivamente. En el mismo período, los salarios reales industriales cayeron más de un 15% y la participación de los asalariados en el ingreso pasó del 43% en 1974, al 27% en 1988 y al 20% en 1989 (Mario Rapoport. Las políticas económicas de la Argentina. Una breve historia). ¿Quién o quiénes se beneficiaron entonces con la democracia alfonsinista? Los mismos contrarrevolucionarios de 1976.

DEL PLAN AUSTRAL AL PLAN PRIMAVERA: EL ÉXITO ALFONSINISTA. En su edición de diciembre de 1986, el periódico La Patria Grande (órgano oficial del FIP) denunciaba la desaparición de 20 mil empresas y unos 200 mil puestos de trabajo entre 1974 y 1985, a la vez que destacaba al sector de la pequeña y la mediana empresa como el más afectado. ¿Cómo cree el lector se las ingeniaron los equipos económicos de Sourrouille y Machinea para revertir el pésimo desempeño económico y productivo nacional? La respuesta llegó en dos partes. La primera, el 14 de junio de 1985 con el Plan Austral (incentivar las exportaciones de interés para los países centrales, con el objetivo de pagar deuda a costa de la disminución generalizada del salario real y la asfixia del erario público); y la segunda en 1988 con el Plan Primavera. La prioridad no fueron las pymes sino el capital financiero y corporativo internacional. Las recetas del FMI fueron seguidas al pie de la letra: recorte de los programas de inversión pública, eliminación de los controles de precios, desregulación de servicios públicos y la actividad petrolera, reforma del régimen de promoción industrial y retroceso de los salarios (con autorización a las empresas para ajustar sus márgenes y transferir a precios los pocos y míseros aumentos de salarios otorgados). En suma, redistribución regresiva del ingreso, desmantelamiento productivo, apertura económica y financiamiento del déficit (que el mismo FMI buscaba lograr) con endeudamientos externo e interno. El resultado: la deuda externa iniciada por la dictadura cívico-militar (más la deuda privada estatizada por Cavallo) pegó un brinco estrepitoso: de 45.069 millones de dólares en 1983 a 65.300 millones en 1989. Los términos del intercambio cayeron en igual espacio de tiempo un 25%.

CONCLUSIONES: PLAN AUSTRAL DE 2012 PARA LA SUPERVIVENCIA DE LA PATRIA CORPORATIVA Y OLIGÁRQUICA. Heridas de muerte las huestes del peronismo neoliberal, no queda otro antiperonismo posible para enfrentar al gobierno que el alfonsinismo. La confianza que otorga el apellido no es menor. A la historia nos remitimos, pero también a la siguiente prueba olvidada aunque contundente: en 1977 el Comité Nacional del radicalismo justificaba públicamente la legitimidad del golpe de Videla con la firma, entre otros, del doctor Alfonsín (Jorge Eneas Spilimbergo. El Fraude Alfonsinista y la Historia Crítica del Radicalismo 1880/1988). Lo hasta aquí descripto son apenas algunas muestras del porqué de los acuerdos entre Alfonsín, González Fraga y De Narváez (más los exponentes del “granero del mundo” que habrán de incorporarse). González Fraga ha sido convocado para reeditar el Plan Austral, acabar con el Sistema Integrado Previsional Argentino y el retorno al FMI como en tiempos del papá de Ricardito. De Narváez aportará algunos sufragios pero fundamentalmente será la carta que habrá de legitimar la liquidación del movimiento trabajador desde el peronismo (reaccionario). ¿Y Ricardito Alfonsín? El hijo del ex presidente no es más que la continuidad neoliberal del radicalismo, a su vez continuidad del golpismo cívico-militar del ’76. ¿Y todos ellos? Los remozados y no tan remozados voceros del modelo socio-económico de la dictadura y del menemato, ávidos de un nuevo Plan Austral en 2012. La patria corporativa y oligárquica se juega su supervivencia con la victoria del partido “Ustedes”. (Fuente: Tiempo Argentino).

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