“La paz no se consigue militarmente sino política y socialmente. No
se pueden resolver nuevos problemas con viejas ideas”, señaló ayer la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante la cena de honor que
le ofreció su par de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, al hacer
escala en Yakarta, como parte de la gira que está llevando adelante por
Oriente. De esta manera, la Presidenta adelantó lo que será la posición
argentina cuando ocupe un escaño en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas. En ese sentido, criticó a los que ocupan una silla en ese
cónclave sin respetar lo que dispone el plenario, en clara alusión a la
negativa de Inglaterra de discutir la soberanía de las islas Malvinas en
el marco del Consejo. “Somos un claro testimonio de cómo se utiliza el
sillón permanente para incumplir las órdenes; y aprovecho para mencionar
el caso Malvinas, ejemplo del doble standard que se da en ese
organismo”, sostuvo la mandataria. En igual sentido hizo alusión a las
resoluciones que toma la Organización Mundial de Comercio, según se
trate de países centrales o en desarrollo, por lo cual reclamó que se
reformulen las características de estos organismos.
“Yakarta. 8 de la mañana. Llueve torrencialmente. Hoy por la mañana
reunión con el presidente de Indonesia y luego ampliada con
funcionarios”, anunció la Presidenta por Twitter. Tras dos días de
intensas lluvias, la tormenta de ayer, la más grande en cinco años en
Yakarta, terminó por inundar sus principales calles. La mayor
precipitación se registró cerca de las 10, precisamente a la hora en que
estaba prevista la reunión bilateral con Yudhoyono. Si bien la
mandataria y toda su comitiva se encontraban listos para acudir al
convite, el gobierno de Indonesia decidió posponer el encuentro para
evitar poner en riesgo la seguridad de la jefa de Estado hasta definir
un camino alternativo más seguro. La reunión se concretó finalmente a
las 12.30 (2.30, hora argentina), luego de una modificación en el
recorrido al Palacio de Gobierno, en la avenida Thamrin, en la zona
conocida como el triángulo dorado. Con el agua rozando los 80
centímetros y el caos vehicular típico de esta ciudad, llevó más de una
hora y media arribar a la Casa de Gobierno para el resto de la comitiva.
Debido a la inundación fue dispuesto un asueto administrativo y
declarado el estado de emergencia.
La agenda también debió ser modificada para evitar suspender alguna
de las reuniones previstas. Con Yudhoyono hubo dos, la primera de
carácter bilateral, de la que surgieron una serie de acuerdos (ver
aparte) y la cena de honor. Cristina fue agasajada con bailes típicos en
el escenario frente a la mesa principal. Estuvo acompañada por el
canciller Héctor Timerman y el secretario de Comunicación, Alfredo
Scoccimarro. Tras el ágape los mandatarios ofrecieron una declaración
conjunta.
“El próximo año nos tocará integrar el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas. Desde allí, desde ese puesto, no representaremos
únicamente a la República Argentina, sino a todos aquellos países que
están comprometidos en un mundo donde haya más paz y seguridad”, señaló
la jefa de Estado, al retomar las felicitaciones que recibió de parte
del presidente indonesio por esta distinción. La mandataria hizo
hincapié en que aquellos crímenes que el organismo persigue son producto
de la pobreza y la desesperación, y que se resuelven con una “mejor
calidad de vida para todos los habitantes de este mundo”. “Los fenómenos
que hoy atacan al mundo en distintas latitudes, desde el narcotráfico
al terrorismo internacional, tienen también sus raíces y sus causas en
la falta de esperanzas y de expectativas de muchísima gente que termina
refugiándose o creyendo que esos pueden ser los caminos para una vida
mejor”, detalló Fernández de Kirchner, tomando distancia de las
recomendaciones de mayor militarización.
Al referirse al cónclave de la ONU, aprovechó para introducir el
debate sobre la soberanía de las Malvinas. Por la mañana Yudhoyono le
reiteró el apoyo de su país a la posición argentina, hecho que Cristina
agradeció en su declaración en la bilateral. La crítica apuntó a la
impunidad que se percibe en algunos países miembro, al no acatar las
reglas. La semana pasada Naciones Unidas informó que aceptó el pedido
argentino de distribuir en calidad de documento en la Asamblea General
la carta que Fernández de Kirchner envió al primer ministro británico
David Cameron para incorporar en el contenido del programa sobre la
Cuestión de las islas Malvinas. “Somos un claro testimonio de cómo se
utiliza ese sillón permanente en el Consejo de Seguridad para incumplir
las mismas órdenes que esa Asamblea de Naciones Unidas impone. Tenemos
múltiples resoluciones de Naciones Unidas, de su Comité de
Descolonización, de otros foros internacionales, absolutamente todos
respaldando la decisión de Naciones Unidas de que Inglaterra se siente a
negociar con la Argentina la cuestión de soberanía. No pretendemos que
se nos dé la razón, simplemente que se cumpla la norma que ha
establecido Naciones Unidas”, detalló.
También apuntó sobre la condescendencia de estos organismos
supranacionales con los países centrales, citando el ejemplo de la OMC,
donde Argentina está denunciada, pese a mostrar una mayor apertura
comercial que muchas economías desarrolladas. “Se nos dice a algunos de
nosotros que violamos las reglas de la Organización Mundial de Comercio,
porque hay subsidios. Sin embargo, la República Argentina, productor
por excelencia desde tiempos inmemoriales de productos agrícola
ganaderos, sufrió durante todo el siglo XX y sigue aún sufriendo los
subsidios agrícolas que la Unión Europea parece no mirar y que la
Organización Mundial de Comercio ignora”, apuntó. Recordó que las
relaciones de intercambio comercial fueron siempre favorables a los
países desarrollados, pero advirtió que “el surgimiento de todo el
Sudeste asiático, junto con la India, trastocó este mapa y hoy hay una
nueva realidad global, donde los productores de materias primas,
alimentos y energía son protagonistas”, subrayó la jefa de Estado.
Este último punto le permitió enlazar la cuestión de la relación
entre las economías del Hemisferio Sur y su necesaria complementariedad.
“Estamos convencidos de que la cooperación y articulación inteligente
de las economías emergentes, cooperación Sur-Sur, con países como
Indonesia y la Argentina, contribuyeron en la última década a sostener e
incrementar el crecimiento de la actividad global”, señaló. En este
sentido, exhortó a un nuevo abordaje en las relaciones entre los países.
Por último, se refirió a los cambios en el modelo cultural, desde el
Consenso de Washington hasta la recuperación actual del rol del Estado.
“Cuando se comienzan a descubrir burbujas, a explotar bancos,
financieras y aseguradoras en el mundo, o a producirse las masivas
ejecuciones de hipotecas y desalojos, ¿a quién se recurre? Al Estado. Es
el Estado quien tiene que inyectar ingentes recursos para financiar los
sistemas financieros, que precisamente a partir de los derivados y de
creer que el dinero se reproduce a sí mismo, sin pasar por el circuito
de la producción de bienes y servicios, produjo esa catástrofe que
empezó en el 2008, que aún desgraciadamente no ha terminado y este año
que pasó parece profundizarse”, aseguró la Presidenta. En respuesta a
esa situación, propuso fortalecer la relación entre los países
emergentes. “Relación que, me atrevo a decir, no tiene techo”, remarcó
en referencia al vínculo con Indonesia.
En la cena, la Presidenta fue sorprendida por la comitiva empresaria
que integra la misión comercial argentina, la cual le entregó una
muñeca réplica de su persona (ver aparte). Cristina parte hoy hacia Ho
Chi Minh (Vietnam), mientras que los empresarios continuarán con las
rondas de negocios, muchas canceladas ayer a causa del tremendo
temporal.
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